A medida que uno avanza en este océano incierto, a veces caótico pero siempre maravilloso que es nuestro ciclo vital, se da cuenta de que hay años para hacer preguntas y años en los que se hallan las respuestas. Al final, tal vez sea cierto eso de que todo tiene su tiempo y cada cosa, su propio cielo bajo el cual, acontecer.
Desde el Budismo nos dicen que a veces, las personas buscamos aquello que todavía no estamos preparados para encontrar. Sin embargo, está en nuestros genes ser curiosos, está en nuestra mente el hacernos preguntas, desafiar los límites y dar significados a cada cosa, a cada hecho que en un momento dado nos envuelve o nos inquieta.
"Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron las preguntas"
-Mario Benedetti-
Las preguntas que se haga una adolescente al respecto de los misterios de su existencia no serán las mismas que quien ya ha llegado a la cuarentena y se halla, según Michael F. Steger, psicólogo y director del Laboratorio para el "Estudio de la Calidad de Vida", en la etapa más creativa de su ciclo personal. Cada etapa tiene sus propias inquietudes, no hay duda, pero son esas dudas vitales las que dan energía a nuestros motores internos para seguir creciendo, para seguir transformándonos.
Asimismo, otro aspecto en el que deberíamos reflexionar es en cómo hallar las respuestas a todas esas dudas existenciales tan habituales en el ser humano. ¿Es esto todo lo que me puede dar la vida o me aguarda algo más? ¿Estoy preparado para hacer cosas mejores o debo conformarme con lo que ya tengo? ¿Es este el tipo de amor que merezco? ¿Por qué no he encontrado aún a la pareja perfecta?
Cuestiones como esta son sin duda las más comunes, los vacíos más familiares que habitan en toda mente, en todo corazón que anhela el perfume de algo más auténtico, de algo más profundo. Te proponemos reflexionar sobre ello.
Todas las respuestas se hallan en un rincón de calma
-Mario Benedetti-
Las preguntas que se haga una adolescente al respecto de los misterios de su existencia no serán las mismas que quien ya ha llegado a la cuarentena y se halla, según Michael F. Steger, psicólogo y director del Laboratorio para el "Estudio de la Calidad de Vida", en la etapa más creativa de su ciclo personal. Cada etapa tiene sus propias inquietudes, no hay duda, pero son esas dudas vitales las que dan energía a nuestros motores internos para seguir creciendo, para seguir transformándonos.
Asimismo, otro aspecto en el que deberíamos reflexionar es en cómo hallar las respuestas a todas esas dudas existenciales tan habituales en el ser humano. ¿Es esto todo lo que me puede dar la vida o me aguarda algo más? ¿Estoy preparado para hacer cosas mejores o debo conformarme con lo que ya tengo? ¿Es este el tipo de amor que merezco? ¿Por qué no he encontrado aún a la pareja perfecta?
Cuestiones como esta son sin duda las más comunes, los vacíos más familiares que habitan en toda mente, en todo corazón que anhela el perfume de algo más auténtico, de algo más profundo. Te proponemos reflexionar sobre ello.
Todas las respuestas se hallan en un rincón de calma
Decía Gregorio Marañón que en este mundo acabaremos con las enfermedades pero nos matarán las prisas. Vivimos en una dimensión acelerada. Tanto, que incluso no faltan los padres que anhelan que sus hijos se salten etapas, para asentar cuanto antes las competencias de lectoescritura o de matemáticas. Piensan, ilusos en muchos casos, que de este modo mejorará su rendimiento académico y, por tanto, tendrán el éxito garantizado. Un camino quizás llano en la imaginación, más complicado en la realidad.
"Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir"
-Robert Louis Stevenson-
Por otro lado, también se ha asentado en nuestro día a día eso llamado "prontomanía": anticipamos el futuro sin vivir el presente, vivimos en un mañana que aún no ha sucedido porque nuestro aquí y ahora es terriblemente exigente. La prisa es ya un estilo de existencia que confiere prestigio, estatus. Si te detienes es que no tienes ideas, no eres productivo ni válido. Cuando en realidad, lo único que nos aporta este aceleramiento es una clara insatisfacción vital y muchas más preguntas que respuestas.
Vivir centrados en el mañana nos obliga a ser simples almas erráticas que no tienen una conciencia plena y auténtica del presente. En medio de ese desapego al "aquí y ahora" jamás hallaremos respuestas a nuestras necesidades vitales. Los años pasarán marcados por la incertidumbre y la frustración. La mente, y esto no podemos olvidarlo, necesita calma para conectarse con sus raíces, con el entorno, con nuestras emociones…
Es ahí donde encontraremos las mejores respuestas, en ese lago de serenidad que caracteriza la mente relajada, esa que comprende que la auténtica excelencia está, a veces, en saber desconectar. Si aún no lo has logrado este año, apúntalo como propósito para el que está por llegar.
-Robert Louis Stevenson-
Por otro lado, también se ha asentado en nuestro día a día eso llamado "prontomanía": anticipamos el futuro sin vivir el presente, vivimos en un mañana que aún no ha sucedido porque nuestro aquí y ahora es terriblemente exigente. La prisa es ya un estilo de existencia que confiere prestigio, estatus. Si te detienes es que no tienes ideas, no eres productivo ni válido. Cuando en realidad, lo único que nos aporta este aceleramiento es una clara insatisfacción vital y muchas más preguntas que respuestas.
Vivir centrados en el mañana nos obliga a ser simples almas erráticas que no tienen una conciencia plena y auténtica del presente. En medio de ese desapego al "aquí y ahora" jamás hallaremos respuestas a nuestras necesidades vitales. Los años pasarán marcados por la incertidumbre y la frustración. La mente, y esto no podemos olvidarlo, necesita calma para conectarse con sus raíces, con el entorno, con nuestras emociones…
Es ahí donde encontraremos las mejores respuestas, en ese lago de serenidad que caracteriza la mente relajada, esa que comprende que la auténtica excelencia está, a veces, en saber desconectar. Si aún no lo has logrado este año, apúntalo como propósito para el que está por llegar.