domingo, 20 de marzo de 2016

Adolf Hitler: Templario negro: parte 2


Hoy, sin embargo, estamos en disposición de conocer todo aquello que de haber sabido el ingenuo pueblo alemán lo hubiera sumido en el mas gélido de los estupores: Hitler no era un semidiós, sino un personaje de tebeo que se había creído su propia historieta. Lo que sucede es que su creencia era tan inconmovible que la epopeya dibujada en las viñetas pudo llegar a hacerse realidad, sin duda mediante un acto de magia genuina. Y así fue como el mundo, fue llevado hacia la más espantosa de las tragedias. Mickey Mouse fabricando descontroladamente millones de escobas en la película Fantasía. Con la diferencia de que en la película del III Reich, no hubo un mago verdadero con suficiente poder como para detener a tiempo a la descontrolada mancia del aprendiz de brujo, y de la secuela de millones de muertos que dejó a su paso.
Consejo contra la Esvástica

El único contemporáneo de Hitler que advirtió en toda su monstruosidad la magia negra como fuente de los asombrosos poderes de Hitler fue otro mago, injustamente vilipendiado, llamado Aleister Crowley, miembro de la sociedad secreta Alba Dorada (Golden Dawn), quien cuando fue juzgado por un tribunal inglés de justicia llegó a ser declarado por el juez "el hombre más perverso de Inglaterra".
Pero la verdad es que Aleister Crowley conocía de sobra el paño que se cortaba. Y así se lo hizo saber en 1940 al entonces inseguro y confuso Winston Churchill, en un momento en que la posible invasión nazi de Inglaterra gravitaba como una espada de Damocles sobre la cabeza de todos los británicos. Y Churchill le creyó, hasta punto tal que llego a aceptar y poner en marcha una sugerencia de Crowley: aquella según la cual era necesario adoptar, frente al poder místico de la esvástica, la famosa "uve" de la victoria, lo cual no era otra cosa que un antiguo signo satánico (los cuernos del demonio).

Con un emblema de tal magnitud - pensaba Crowley- se podría derrotar a Hitler. Y Churchill lo aceptó. El pragmatismo inglés del líder conservador británico le llevó a estar dispuesto a aliarse con el mismo diablo con tal de vencer al temible enemigo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario