lunes, 18 de diciembre de 2017

Hay años para hacer preguntas y años en los que se hallan las respuestas.



A medida que uno avanza en este océano incierto, a veces caótico pero siempre maravilloso que es nuestro ciclo vital, se da cuenta de que hay años para hacer preguntas y años en los que se hallan las respuestas. Al final, tal vez sea cierto eso de que todo tiene su tiempo y cada cosa, su propio cielo bajo el cual, acontecer.

Desde el Budismo nos dicen que a veces, las personas buscamos aquello que todavía no estamos preparados para encontrar. Sin embargo, está en nuestros genes ser curiosos, está en nuestra mente el hacernos preguntas, desafiar los límites y dar significados a cada cosa, a cada hecho que en un momento dado nos envuelve o nos inquieta.


"Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron las preguntas"
-Mario 
Benedetti-

Las preguntas que se haga una adolescente al respecto de los misterios de su existencia no serán las mismas que quien ya ha llegado a la cuarentena y se halla, según Michael F. Steger, psicólogo y director del Laboratorio para el "Estudio de la Calidad de Vida", en la etapa más creativa de su ciclo personal. Cada etapa tiene sus propias inquietudes, no hay duda, pero son esas dudas vitales las que dan energía a nuestros motores internos para seguir creciendo, para seguir transformándonos.

Asimismo, otro aspecto en el que deberíamos reflexionar es en cómo hallar las respuestas a todas esas dudas existenciales tan habituales en el ser humano. ¿Es esto todo lo que me puede dar la vida o me aguarda algo más? ¿Estoy preparado para hacer cosas mejores o debo conformarme con lo que ya tengo? ¿Es este el tipo de amor que merezco? ¿Por qué no he encontrado aún a la pareja perfecta?

Cuestiones como esta son sin duda las más comunes, los vacíos más familiares que habitan en toda mente, en todo corazón que anhela el perfume de algo más auténtico, de algo más profundo. Te proponemos reflexionar sobre ello.

Todas las respuestas se hallan en un rincón de calma
Decía Gregorio Marañón que en este mundo acabaremos con las enfermedades pero nos matarán las prisas. Vivimos en una dimensión acelerada. Tanto, que incluso no faltan los padres que anhelan que sus hijos se salten etapas, para asentar cuanto antes las competencias de lectoescritura o de matemáticas. Piensan, ilusos en muchos casos, que de este modo mejorará su rendimiento académico y, por tanto, tendrán el éxito garantizado. Un camino quizás llano en la imaginación, más complicado en la realidad.
"Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir"
-Robert Louis Stevenson-

Por otro lado, también se ha asentado en nuestro día a día eso llamado "prontomanía": anticipamos el futuro sin vivir el presente, vivimos en un mañana que aún no ha sucedido porque nuestro aquí y ahora es terriblemente exigente. La prisa es ya un estilo de existencia que confiere prestigio, estatus. Si te detienes es que no tienes ideas, no eres productivo ni válido. Cuando en realidad, lo único que nos aporta este aceleramiento es una clara insatisfacción vital y muchas más preguntas que respuestas.

Vivir centrados en el mañana nos obliga a ser simples almas erráticas que no tienen una conciencia plena y auténtica del presente. En medio de ese desapego al "aquí y ahora" jamás hallaremos respuestas a nuestras necesidades vitales. Los años pasarán marcados por la incertidumbre y la frustración. La mente, y esto no podemos olvidarlo, necesita calma para conectarse con sus raíces, con el entorno, con nuestras emociones…

Es ahí donde encontraremos las mejores respuestas, en ese lago de serenidad que caracteriza la mente relajada, esa que comprende que la auténtica excelencia está, a veces, en saber desconectar. Si aún no lo has logrado este año, apúntalo como propósito para el que está por llegar.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Por las rutas del Misterio





La mente se siente dispuesta siempre a penetrar los vericuetos de la sabiduría, aunque sabe que muchos de esos caminos aparecen con frecuencia envueltos en sombras densas e inquietantes. Sin embargo, el hombre es el único ser conocido que se atreve, desde su pequeñez, a explorarlo todo, incluso lo imprevisible.

La mente humana presiente que las leyes naturales no pueden ser abarcadas totalmente, porque son muchas, quizá infinitas, imposibles de entender en su totalidad. Aunque la especie humana viviera muchos millones de años, el hombre alcanzaría un saber mínimo de la total esencia de la Creación.

Nos sabemos una parte infinitamente pequeña de la Omnipotencia divina, pero deseamos entender, y partiendo de la ciencia heredada, de la intuición, del análisis de los arquetipos tradicionales de los módulos intelectuales de la Tradición y de una fuerte voluntad, pretendemos descifrar el complejo simbolismo de la realidad existencial.

Cada tiempo ofrece elementos de observación cultural eminentemente crítica. El siglo actual, ya en sus postrimerías, ha intentado recuperar el conocimiento del futuro desde supuestos científicos, se lucha por recuperar la introspección de los valores «sobrenaturales» que otrora tuvieron preeminencia; se intenta explorar lo super-permanente, y se presiente ya un post-modernismo que viene a lomos de contiendas contradictorias. Hoy se admite que la realidad vital se expresa, sin saber cómo, en incomprensibles planos que incluso son percibidos extra-sensorialmente por sujetos que tienen videncias enigmáticas próximas a fenómenos de la ya advertida ciencia de lo paranormal.

Desde la Edad Media, el mundo del saber, dirigido por muy pocos intelectuales, intentó calmar la mente, condicionando su praxis a estadios medidos con cautela. La Inquisición, como un cuco peligroso, avizoraba estas tendencias desde las bardas de sus siniestros corrales.

Actualmente, la mente no vive esa calma retrógrada, aunque por desgracia ciertas tendencias intentan demoler las investigaciones sobre extra-sensorialidad, sobre-naturalidad, espiritualidad. También surgen movimientos que pretenden explorar hasta lo indiscutible. Es evidente que se suceden fenómenos físicos, psíquicos y mixtos que avalan la razón de la necesidad de ser estudiados. La realidad actual atenaza al hombre que quiere saber. Es preciso, pues, dar una vuelta de tuerca al sistema del saber, para fijar bien la mirada en signos que se tenían olvidados. En un reflexivo retorno al pasado comprenderemos, –trascendentalismo, esoterismo– las múltiples coordenadas de futuro que se nos vienen encima. Es triste que estemos viviendo muchos misterios y que no queramos reconocernos en ellos.

Estudiemos más, siquiera sea para remediar males, para no tener que vestir de luto el planeta Tierra. Porque bueno será desfanatizar mitos, pero igualmente será bueno que acertemos a entrar en el reino de la Verdad, para ver de cerca los eternos polos de la Vida.

Hace poco se evocaba el hallazgo del llamado Busto de la Dama de Elche, escultura que, según se dice, es ibérica. Si pertenece a la cultura ibérica, es indudable el alto grado de saber artístico que ya tenían los iberos. Si es de un personaje de tiempos anteriores, la opinión se hace más confusa. Acaso la data temporal de esta figura se determine por el estrato geológico en que se encontró; pero esto no basta. Sin embargo, el misterio de tal escultura es otro. Surgen en torno a este busto muchos interrogantes: ¿Es una mujer deificada, una Diosa, o es una reina? La elegancia que aureola tal rostro, de lujo, desmiente la idea de que en aquel tiempo, –más de dos mil años–, tal lujo no parece usual entre los pueblos ibéricos. ¿Puede ser el busto de un hombre, donde eso que llamamos lujo venga a ser una escafandra o un casco repleto de mecanismos preparados para entenderse o comunicarse con otros de su especie, acaso seres de otros mundos? Más correcto sería decir que el busto representa un personaje no bien entendido, quizás venido de no se sabe dónde, en un tiempo pretérito uno de cuyos representantes fue capaz de esculpir una traza tan bella.

Es nuestra intención recrear una breve evocación de cuatro personajes, algunos plenamente históricos, otros difuminados entre la historia y el mito, que servirán a nuestro propósito de plantear las diferentes rutas del enigma del conocimiento.

Saturno se considera un personaje mítico. Perteneció a esa nobleza que los misteriosos antepasados deificaron. Aunque creían en El Único, el Causa Causarum del extraordinario jurisconsulto Cicerón, creían también en los Dioses, potestades de extraordinario poder cuasi divino. En la Mitología, Saturno es un Dios; en la Historia era un Rey de Creta, destronado por su ambicioso hijo Júpiter. Abandonó su Reino y se refugió en una parte de Italia, donde entonces gobernaba Jano, que le dio una tierra, –parte de su Reino– llamada El Latium –Tierra escondida–, origen de los latinos. Organizó y gobernó tan justamente aquella región que la Divinidad –los Dioses– hicieron que allí los campos dieran abundantes cosechas y frutos diversos. Fue una Edad de Oro, al decir del poeta Virgilio (Georg. I) y de Tíbulo (Eleg. I,-3-43). Tan felices eran las gentes allí que las casas no tenían puertas, ni los campos linderos, de la mucha virtud de sus habitantes.

Ezequiel era hijo del sacerdote Buzi; se había instalado con su familia, como deportado, cuando Nabucodonosor invadió Israel, en la comarca del río Quebar, a poco del año 598 a.C. Allí próximo a Jeconias, el último Rey de Judá, tuvo la visión que narra en el Libro de sus profecías, escritas, según los historiógrafos, en lo que ahora es Tel-Aviv. En el quinto año de su cautiverio, Ezequiel narra lo que vio: "El día cinco del mes cuarto, se abrieron los cielos y tuve visión de Dios"… "Miré y vi venir del septentrión un nublado impetuoso, en torno al cual resplandecía un remolino de fuego"… "en el centro, había semejanza de cuatro seres vivientes, cuyo aspecto era éste: Tenían semblante de hombre, pero cada uno tenía cuatro aspectos y cada uno cuatro alas"… "todos marchaban de frente, a donde les impelía el espíritu, pero sin volverse para atrás"… "mirando a los vivientes, descubrí junto a cada uno, a los cuatro lados, una rueda que tocaba a la tierra"… "las ruedas parecían de turquesa, eran todas iguales y cada una dispuesta como si hubiese una rueda dentro de otra rueda"… "mirando, vi que sus llantas estaban todo alrededor llenas de ojos"…

No creo necesario transcribir todo el texto, que es muy extenso, aunque su lectura maravilla. Como estamos escribiendo sobre la idea de que nuestra mente va por las rutas del enigma, basta una muestra. Y nos hacemos estas preguntas: ¿Vio el profeta una nave interestelar? ¿Podía Ezequiel mentir a sus coetáneos, siendo él tan firme creyente en Dios? Es posible que para muchos Ezequiel sea un profeta; para otros, este profeta es un vidente.

Sócrates es conocido como el mejor filósofo –amante de la sabiduría–, de todos los tiempos. Fue acusado injustamente de "corromper a la juventud" con sus enseñanzas. Veámosle como vidente de un mundo espiritual superior. Esto sucedía el año 399 a.C. Razonando sobre su próxima muerte, dijo a sus discípulos: "O con la vida termina todo, y entonces la paz del sueño se trueca en paz eterna, o la vida prosigue en otro lugar, y entonces allí proseguiré mis preguntas y mis averiguaciones". En el juicio que le condenó, dijo a sus jueces: "Si efectivamente la muerte es el tránsito de este lugar a otro, si es verdad que allí se reúnen todos los que murieron en la virtud, ¿podríamos imaginar algo mejor?..". Condenado a muerte, pudo huir; se lo hubiera permitido el Tribunal, según cuenta su mejor discípulo, Platón; pero Sócrates no temía a la muerte; además, él, que fue un soldado ilustre, héroe meritísimo en la batalla de Potidea, no fue nunca un cobarde; en el diálogo llamado Critón, de Platón, Sócrates habla a Critón de un sueño que ha tenido: "En mi sueño he visto venir hasta mí a una mujer alta, muy bella, vestida de blanco, que, llamándome por mi nombre, me ha dicho: "Sócrates, pasado mañana, llegará a los fértiles campos de Ptía" (a nuestro "cielo"). Ese "pasado mañana" de Sócrates fue el día en que bebió la mortal cicuta. El sueño de Sócrates es la historia de una videncia que se cumplió.

Jung, contemporáneo nuestro, fue un eminente psiquiatra, discípulo de Freud. Jung entrevió la verdad de que los seres humanos estamos programados sobre dos estructuras fundamentales: la corpórea, formada de agua y minerales, y la espiritual, que nos impregna de una misteriosa energía que dirige un componente llamado Alma. Jung acertó en la visión del inframundo, experimentando, en ocasión de su cercana muerte, mediante videncia extrasensorial, el existir permanente del ser humano.

Vivimos asomados a un misterio, es justo que alguna vez sintamos la tentación de escribir sobre ello. Hablar es como escribir, meditar sobre las analogías del ser. Es lógico, pues, que alguna vez nos gocemos en dar de lado el tiempo rutinario presente, para volar al tiempo abstracto. Es evidente que nos afanamos por nuestro propio ser presente en vista a una más feliz esperanza.

martes, 5 de septiembre de 2017

Los misterios del "dèjá vu", ¿al descubierto?



"Esto ya lo he vivido antes". Nos introducimos en el concepto de dèjá vu. ¿Qué es? ¿Por qué se produce?

La mayoría de nosotros, en algún momento de nuestra vida, hemos experimentado la sensación de reconocer una experiencia nueva como si ya la hubiésemos vivido antes, un déjà vu (ya visto en francés). "Esto ya me ha pasado", "esto ya lo he vivido antes"... Se trata de una circunstancia bastante extraña pero, ¿qué es exactamente un dèjá vu?


Pese a que casi dos tercios de la población afirma haber experimentado un dèjá vu, se trata de un fenómeno difícil de precisar y existen varias teorías al respecto, que se mueven entre los campos de la neurociencia y la psicología. Ninguna de ellas contiene todas las respuestas, pero cada una nos ofrece una oportunidad única para deleitarnos con la complicada experiencia de la conciencia.

Según la neurociencia, los déjà vu tienen lugar cuando las regiones frontales del cerebro están examinando nuestros recuerdos en busca de algún error en la memoria. El cerebro, al intentar resolver el conflicto entre la sensación de recordar algo y reconocer que aún no lo hemos experimentado, lo atribuye a una señal errónea de la memoria.

Otra teoría expone que este "flashback" quizá es producto de que la escena que vivamos en ese momento nos resulte muy parecida a otro momento que recordamos, aunque vagamente -no prestamos mucha atención probablemente-, y por eso tenemos esa sensación de "haber vivido esto anteriormente".

Como decimos, ninguna de las teorías propuestas ha podido ser probada y, en realidad, todas podrían tener alguna o ninguna verdad sobre el asunto. Aunque los lóbulos temporales parecen estar involucrados, realmente no hemos avanzado mucho en la comprensión de por qué ocurre este fenómeno omnipresente e inquietante.

Por ahora, sigue siendo uno de los misterios sin resolver más fascinantes de la biología humana.

Los hombres y las mujeres experimentan este fenómeno por igual y con similar frecuencia.

Según algunos estudios, el déjà vues más común entre personas de los grupos socioeconómicos más altos y con mayor nivel educativo.

Las personas que viajan a menudo son más propensas a experimentar déjà vu.

Hay estudios que han demostrado que el déjà vu es más habitual en situaciones de estrés, cansancio o una combinación de ambas.

Ciertos fármacos pueden aumentar la probabilidad de déjà vu. Así lo determinó un estudio de 2001 en el que un hombre sano de 39 años experimentó déjà vu recurrente al tomar amantadina y fenilpropanolamina para tratar la gripe.

miércoles, 30 de agosto de 2017

¿Estaba loca la reina Juana I de Castilla?



En Tordesillas, una villa castellana a orillas del Duero –donde España y Portugal se repartieron el mundo–, estuvo cautiva casi medio siglo la reina Juana, apodada “la Loca”.

La disputa por hacerse con el control de Castilla entre su padre, Fernando el Católico, y su marido, Felipe el Hermoso, atrapó a Juana en un fuego cruzado.

Su esposo Felipe I –que llegó a ser rey de Castilla por dos meses– falleció súbitamente en 1506. La actitud de la Reina durante el cortejo fúnebre que llevó el cuerpo de su marido por buena parte de Castilla extendió entre la población la creencia de que tenía graves problemas mentales.

Tras la muerte del esposo de Juana, su padre, Fernando el Católico, no quiso dejar pasar la ocasión de hacerse con la Corona de Castilla y por ello recluyó rápidamente a su hija en Tordesillas, en donde residiría hasta su muerte.

Durante su encierro, llegaron a decir que estaba endemoniada porque no quería escuchar misa. Hay fuentes que recogen que desde su infancia, Juana prefería otras actividades lúdicas antes que reclinarse para el rezo, cuestión que enfurecía a su madre, Isabel la Católica.

Su hijo Carlos intentó imponerle normas respecto a ese nulo interés en la práctica de la fe cristiana, preocupado por su piedad. Pero lo más probable es que viviese con inmensos síntomas de soledad y depresión, y estos nos dan la clave sobre un asunto que hoy se sigue debatiendo: ¿estaba loca realmente? Los historiadores no se ponen de acuerdo para dar una respuesta sobre la verdadera situación mental de la tercera hija de los Reyes Católicos.

Lo cierto es que el tratamiento de encierro que se le dio durante cuarenta y seis años para que se pudiera recuperar no era en absoluto el idóneo, por lo que probablemente se trató de un tema político más que de salud.

martes, 1 de agosto de 2017

El mito de las edades: Hesíodo

El primer autor griego que narra este mito, luego convertido en tópico artístico, es Hesíodo. En su obra Trabajo y días (vv. 106-201) refiere el mito, como forma de aleccionamiento moral a su hermano Perses, refiriendo que:

"En los primeros tiempos, los inmortales que habitan las mansiones olímpicas, crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Existieron aquéllos en época de Cronos, cuando reinaba en el cielo.


J.A. Dominique "La Edad de Oro"

Vivían como dioses, con el corazón libre de preocupaciones, sin fatigas ni miseria; no se cernía sobre ellos la vejez despreciable, sino que, siempre con igual vitalidad en piernas y brazos, se recreaban con fiestas, ajenos a cualquier clase de males. Morían como sumidos en un sueño…

En segundo lugar, los que habitan las mansiones olímpicas crearon una segunda estirpe mucho peor, de plata, no comparable a la de oro, ni en su aspecto, ni en su inteligencia.

Al contrario, durante cien años sus niños se criaban junto a la madre solícita, pasando la flor de la vida en su casa, completamente infantiles.


"La Edad de Plata"

Así, cuando se hacían hombres y alcanzaban la edad de la juventud, vivían poco tiempo, llenos de sufrimientos, a causa de su ignorancia; ya que no podían alejar de sí la insolente violencia ni querían dar culto a los inmortales, ni hacer sacrificios en los altares…

Al fin los hundió Zeus Cronida, lleno de ira porque no daban las honras debidas a los dioses.

Una tercera estirpe de hombres de voz articulada creó Zeus Padre, de bronce, en nada semejante a la de plata, surgida del fresno, terrible y vigorosa. Sólo estaban interesados por las luctuosas obras de Ares y por actos de soberbia. No comían pan, sino que tenían un aguerrido corazón de metal… También éstos, víctimas de sus propias manos, marcharon a la vasta mansión del cruento Hades…

Luego que la tierra hubo sepultado también esta estirpe, en su lugar todavía puso Zeus Cronida sobre el suelo fecundo otra cuarta, más justa y más virtuosa, la estirpe divina de los héroes, que reciben el nombre de semidioses, raza que nos precedió sobre la tierra…

Y luego, ya no hubiera querido estar yo entre los hombres de la quinta generación, sino haber muerto antes o haber nacido después. Pues ahora es cuando existe la estirpe de hierro. Nunca durante el día van a estar sus hombres exentos de fatigas ni tampoco durante la noche dejarán de ser aniquilados, sino que los dioses les procurarán ásperas preocupaciones. No obstante, también se mezclarán alegrías con sus males…

Y aún augura el autor una degradación mayor de esta misma estirpe, cuando dice:

"Zeus destruirá igualmente esta generación de hombres de voz articulada, cuando lleguen a nacer con las sienes blancas […]

Este es el mito que recoge un interesante vídeo inglés con el texto hesiódico a modo de subtítulos en castellano:


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miércoles, 26 de julio de 2017

La ilusión del tiempo en nuestras vidas


"Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo"

(Mario Benedetti)
Mira tu reloj, ¿qué hora es?

El paso del tiempo es una de las grandes cuestiones que más horas ha llevado tratar de resolver y aún quedan minutos, segundos y milisegundos de investigación para desentrañar todos sus misterios.

Es tal el interés y la complejidad de esta pregunta que incluso se organizó un concurso donde científicos tenían que darle respuesta de forma muy sencilla a un jurado compuesto por unos 6000 niños de 11 años.

Nuestra vida está ligada al tic tac de las agujas del reloj. Hacemos planes, organizamos visitas, nos aprendemos los horarios de los transportes para no llegar tarde y soplamos velas cuando celebramos el aniversario de nuestro nacimiento. Dormimos una media de ocho horas, tenemos que cumplir con el horario de trabajo establecido y tachamos días en el calendario.

Pero hay dos formas de explicar este concepto: una cosa es el tiempo que corre en el reloj y otra distinta cómo percibimos su paso.

¿Cuántos relojes tenemos?

-Reloj circadiano

Es el que nos permite que midamos la duración de las horas del día. Se encarga de controlar nuestro sueño, de que nos despertemos y de señalarnos las rutinas que adquirimos: "tengo hambre, tiene que ser la hora de comer" o "ya tiene que ser la hora de ir al gimnasio".

Digamos que es aquel que nos avisa de los hábitos y funciones más básicas de nuestro organismo. Se distorsiona cuando hacemos un viaje largo en avión, provocando el fenómeno conocido como "jetlag" que es una descompensación horaria tras un viaje transatlántico, al producirse un desequilibrio producido entre el reloj interno y el horario real.

-Reloj milisegundos

Es, obviamente, el más preciso. Gracias a él podemos percibir correctamente el habla, el ritmo de una canción o controlar nuestros movimientos más finos como alcanzar un objeto al vuelo que se dirige hacia nosotros.

-Reloj cognitivo

Cierra los ojos y cuenta hasta un minuto. Este es tu reloj cognitivo. Se activa cuando somos conscientes del paso del tiempo y sirve para medir las duraciones comprendidas entre unos pocos segundos y algunos minutos.

Es el más flexible de todos, ya que podemos detenerlo y ponerlo en marcha cuando queramos. Pero esta facilidad tiene también su punto débil: importantes factores como la memoria, la atención o las emociones pueden alterarlo.



-"Cuando miramos el reloj, podemos ver moverse el segundero, pero sólo la memoria nos dice que las manecillas de los minutos y las horas se han movido" .

Esta paradoja resalta que ante un concepto tan abstracto e intangible necesitamos una referencia física para tener constancia del paso del tiempo. Un péndulo de un lado hacia otro, unas manecillas girando paso a paso, la sombra de un reloj de sol o la arena fina cayendo.

-"Una olla observada nunca rompe a hervir".

Esta afirmación confirma que la atención juega un papel muy importante. Y es que si nos centramos en el tic tac, el tiempo parece estirarse o incluso congelarse. De ahí que cuando estamos disfrutando y no somos conscientes del reloj el tiempo se nos pase muy rápido y que, por el contrario, si estamos aburridos y sólo deseamos que el tiempo vuele, como venganza va más lento que nunca. Es todo un clásico: ¿mamá, cuánto falta para llegar?

-"Se me está haciendo eterna la espera al dentista".

Las emociones también tienen su influencia. Ya estemos bajo un estado emocional positivo o negativo la percepción del tiempo se altera. Por ejemplo, el tiempo en la sala de espera antes de entrar a una entrevista de trabajo se hace más largo de lo que en otras circunstancias nos parecería.

Está comprobado que si le preguntas cuánto tiempo han estado en el aire a personas que acaban de saltar haciendo puenting o con paracaídas, te dirán que ha sido más tiempo del que realmente ha pasado, ya que con emociones fuertes todo se ralentiza.

Nos activamos para no perdernos detalle del momento que estamos viviendo y, a su vez, nuestro sistema de supervivencia se activa para hacer frente a la situación. Y sí, también los besos con tu enamorado/a parecen durar más de lo que duran.

Mira tu reloj de nuevo, ¿cuánto tiempo ha pasado?
"Cuando piensas que algo está ocurriendo, ya ha sucedido"

jueves, 29 de junio de 2017

Lilith, aquella que surgió al mismo tiempo que Adán....





Lilith, aquella que surgió al mismo tiempo que Adán de las manos del Creador, es, según el mito, una criatura espontánea y libre, de fascinante belleza, que posteriormente se convirtió en un ente maléfico, en un ser de la oscuridad pero que, en todo caso, guarda en sí, como símbolo, un sentido que la emparenta con la Gran Madre de las civilizaciones antiguas, sobre todo en su aspecto tenebroso.

Se ha dicho que el lenguaje simbólico es el verdadero lenguaje de la Humanidad, característico del mundo interior humano. Lengua olvidada, sin embargo, que emerge en nuestro ámbito onírico, en nuestra imaginación, nuestra fantasía y también a través de la creación artística, cuando podemos dejar a un lado la mente que analiza, divide y parcela; nos habla, igualmente, desde los mitos y los cuentos y leyendas.

Con tales premisas nos enfrentamos a Lilith y a nuestros primeros padres.


No sabemos casi nada de Lilith. Salvo una brevísima mención en el libro de Isaías, La Biblia cristiana no dice nada más sobre la mítica primera dama de la historia de la Humanidad y a la que, por tanto, le cupo el honor de ser también la primera pareja de Adán, antes de que Eva se oficializara para la posteridad recogiendo para sí tal papel. No existen apenas datos originales de esta figura que ha llegado hasta nosotros procedente, sobre todo, de la vieja tradición talmúdica; aunque no es exclusivamente oriunda de tal contexto, ya que, comparaciones, equivalencias y similitudes aparte, nos encontramos claramente identificada a nuestra protagonista en la vieja simbología súmera y babilónica integrando, incluso, ciertas versiones del ciclo de Gilgamesh. Con lo cual, nuestra dama goza de una antigüedad considerable.

Parece que, siguiendo con su propio mito, que nos la muestra como una guapa fémina muy enigmática y bastante siniestra, fatídica y perversa, indómita e impetuosa, celosa de su independencia, rotundamente atrayente, de ardientes deseos y de contundente seguridad en sí misma, que se rebela contra el rol asignado para las de su sexo, capaz de plantarle cara al mismísimo Creador si es preciso (como así hace) y de marcharse incluso del Paraíso para refugiarse finalmente en los abismos más profundos y sentar allí sus reales, también se ha ocultado para nosotros en el fondo de los siglos portando con ella su secreto.



Mas no por ello ha dejado de ser popular, pues a Lilith se han referido, entre otros interesados, feministas de pro entre las que algunas no han dudado en declararla su heroína favorita, sagaces psicoanalistas tal vez fascinados por su catálogo de cualidades y, cómo no, todo tipo de estudiosos de la mitología y de la simbología.

¿Será tan seductora Lilith como para merecer tanto esfuerzo?

Vamos a emprender nuestra tarea a través del estudio del simbolismo de nuestra elegida, apoyándonos en la lectura del contenido del símbolo de Lilith, así como el de Eva y Adán, tal como nos lo muestra el capítulo III del Génesis al describir la creación humana y el posterior pecado que ocasionó el despido definitivo del Edén decretado por Yavhé-Dios para la primera pareja y para sus numerosísimos descendientes. Un estudio simbólico que considerará como una unidad el mito cristiano de la Creación del hombre y que abarcará aspectos antropológicos, psicológicos y sociales.


Lilith pertenece a la tradición judaica aunque, según algunos, haya sido “tomada prestada” de la mesopotámica, dentro de la cual es posible hallarla morando entre las ramas de un árbol que la mismísima Inanna plantó en un jardín sagrado de la ciudad de Uruk después de haberlo rescatado de las aguas del Éufrates, para hacerse de él un trono y un lecho, una vez crecido.


* El nombre de Lilith deriva del hebreo Lil, que significa noche, por lo que Lilith vendría a significar la nocturna, término que nos transmite la idea de oscuridad, de ausencia de luz, y que se relaciona con sus características personales y su ámbito de acción: la otra faz del día y los hechos que en tal momento acontecen. Una de sus representaciones y uno de sus animales asociados, la lechuza, refuerza esta consideración al tratarse de un ser que se desenvuelve en las tinieblas.


* Se han hecho muchas traducciones, equivalencias y comparaciones del término “Lilith”, y ninguna de ellas demasiado agradable, pues se la conoce como ave de noche (ahora sin especificar), ser monstruoso, ente espectral, fantasma nocturno, diablesa, etc.; se la ha llegado a emparentar con las tentadoras, sensuales y libidinosas súcubos, tan famosas en el Medioevo, erigiéndose nada menos que en Reina de las mismas.


* Además, se ha equiparado a Lilith con seres semejantes a las ondinas o a las nereidas, imaginándosela entonces con la parte inferior de su cuerpo correspondiendo a un animal acuático, tanto un pez como una serpiente marina.

* Se la ha asociado, aun, con serpentinas figuras infernales de torso humano similares a la Equidna griega o a otras habitantes del mundo inferior (la mansión de los muertos, el inframundo y también el inconsciente) como Hécate, por ejemplo, provocadoras de pesadillas, portadoras de terrores nocturnos, generadoras de espanto y relacionadas con los vínculos que se ansían pero que aprisionan, con la fuente del deseo, con la fuerza de las pulsiones, con la intensidad de los motivos humanos íntimos que instan a su satisfacción y que pueden llegar a ser destructivos. (Resaltemos aquí el hecho de que, entre su mucha descendencia monstruosa, como el Can Cerbero, guardián del Hades, Equidna fue la madre del buitre que ha de devorar por toda la eternidad las entrañas de Prometeo encadenado al Cáucaso).



* Hay que señalar que Lilith en algunos aspectos está vinculada con todas las Diosas Madres que conllevan un matiz de oscuridad, que reinan sobre los elementos (riquezas incluidas) del mundo subterráneo y que se relacionan con el aspecto vida y muerte de las cosas. Son cuna y sepulcro, principio y fin.


* El Talmud describe a Lilith como una bella y encantadora fémina de opulenta figura y espectacular cabellera ondulada y la cree madre de gigantes y monstruos. Algunas versiones de este texto nos la emparentan con un animal de pelo muy abundante perteneciente a una antigua especie no precisada, ya extinta y probablemente desconocida en la actualidad.



* En la demonología cabalística se la designa como uno de los siete demonios tradicionales, en concreto el adversario del genio de Venus, siendo ambos regentes del viernes. En tal versión, Lilith tiene faz humana, lleva el busto desnudo y su cuerpo termina en una larga cola de serpiente.

* También en la Cábala se la llama la reflexión femenina de Samael o Samael-Lilith. Satanás es el adversario por excelencia y una de las versiones de Samael, y Lilith asumiría características de “doble opuesto” y “doble contrario”. Desde aquí se la entiende de nuevo como un ente maligno semianimal o medio humano.


* En el Zohar se la conoce como Hayo Bischat: “la Bestia”, y también la “Mala Bestia”, y se afirma que de ella descienden nuestros actuales monos.

Sí pues, tenemos que Lilith se nos aparece como seductora mujer, bello animal, ambiguo ser a medio camino entre el humano y la bestia, ente monstruoso, diablesa, fascinante demonio hembra y espectral habitante de las sombras, generadora de seres aberrantes. Pero siempre se muestra impulsada por la pasión y rodeada por un magnético halo de misterio, de transgresión, de oposición, malignidad, peligro, desacato, rebeldía, tentación y deseo.


Y por el contrario, también de frescura, espontaneidad, independencia, libertad y tal vez autenticidad; pues todo simbolismo es ambivalente y polivalente, como ya se ha señalado, cosa que los pocos elementos concretos y muy modificados de su mito a los que podemos acceder nos confirman.

Mas no por dejar de pertenecer al plano físico se privó Lilith de las delicias de la fecundidad, ya que según nos muestra la tradición engendró seres en tales correrías nocturnas. Y lo hizo, para más precisión, durante los 138 años que –dice la Cábala– tardó Adán en engendrar a Seth después de que hubieran nacido Caín y Abel, cifra que nos da una idea de la longevidad (mítica) de nuestro antepasado y de la espaciada capacidad generativa de ambos progenitores.


* Es extraño que en vista de los anteriores avatares Lilith no sea nada grata en la tradición hebrea. Está feo, desde este contexto, tener la osadía de querer asemejarse al varón reclamando paridad con el mismo, discutir el rol a tomar respecto a este, desobedecer las órdenes del Hacedor con tanto atrevimiento, abandonar el Paraíso… Pero lo más terrible de todo es el hecho de invocar el Nombre de Dios, innombrable en toda la tradición judía, por considerar que el Nombre verdadero de cualquier ser contiene las características de lo nombrado, y por lo tanto es posible conocer su esencia y adquirir poder sobre ello. Pronunciar el nombre de Dios se convierte, pues, en una osadía suprema, un acto de soberbia mucho mayor que el de hacer directamente oídos sordos ante sus mandatos; algo, en fin, demasiado grave.

Un primer análisis del mito nos muestra que Lilith ha abierto las puertas de lo prohibido. Lilith ha roto con lo estipulado por el Creador para la raza humana. Ha quebrantado lo establecido, se ha querellado contra el orden natural de las cosas, ha abandonado el lugar propio de la Humanidad, ha transgredido los límites impuestos a los seres humanos (algo que también hará Eva en su momento) y por ello se ha colocado fuera del mundo de los hombres y se ha convertido a sí misma en apátrida, en exilada, en extraña…


Es por su actitud frente a las normas por lo que se considera a Lilith enemiga del matrimonio, adversaria de los nacimientos, contraria a los hijos, instigadora del deseo proscrito y fomentadora del desacato, en general, frente a las reglas sociales establecidas. Por todo ello, en definitiva, en el contexto judaico se la tiene por un ser nefasto y un ente maligno en general; de ahí su asociación con lo diabólico y su vinculación con la tentación y la transgresión, a evitar, por supuesto, si se pretende mantener un orden sociocultural determinado.

Su situación de primera mujer antes del nacimiento de Eva la presenta como un ser previo a la adquisición de la conciencia humana, como un representante de una “humanidad previa”; por decirlo así, un grupo de seres anteriores a la humanidad que todos conocemos y de la cual todos participamos en la actualidad.


domingo, 18 de junio de 2017

Se llama Calma....


Este escrito que me llegó via WhatsApp, es  una belleza, con una sabiduría tremenda,... 

Seria dificil encontrar a alguien que rechazará la oportunidad de vivir en paz y armonía. 

Las mejoras y cambios que llevo a cabo en mi vida parecen estar motivados solo por una búsqueda de equilibrio y plenitud... 

"Se llama calma y me costó muchas tormentas.
Se llama calma y cuando desaparece.... salgo otra vez a su búsqueda 
Se llama calma y me enseña a respirar, a pensar y repensar.
Se llama calma y cuando la locura la tienta se desatan vientos bravos que cuestan dominar.
Se llama calma y llega con los años cuando la ambición de joven, la lengua suelta y la panza fría dan lugar a más silencios y más sabiduría.
Se llama calma cuando se aprende bien a amar, cuando el egoísmo da lugar al dar y el inconformismo se desvanece para abrir corazón y alma entregándose enteros a quien quiera recibir y dar.
Se llama calma cuando la amistad es tan sincera que se caen todas las máscaras y todo se puede contar.
Se llama calma y el mundo la evade, la ignora, inventando guerras que nunca nadie va a ganar.
Se llama calma cuando el silencio se disfruta, cuando los ruidos no son solo música y locura sino el viento, los pájaros, la buena compañia o el ruido del mar.
Se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad.
Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar. 
Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…"
Dalai Lama.

miércoles, 7 de junio de 2017

Haz caso a los girasoles e imita su naturaleza vital


Haz caso a los girasoles e imita su naturaleza vital, esa que les obliga a buscar siempre la luz del sol para nutrirse, para crecer en belleza y fortaleza. No obstante, recuerda también que tu auténtica luz no se halla en una estrella sobre la que todos damos vueltas. Tu auténtico sol está en tu interior, así que búscalo, atiéndelo y sigue su instinto.

El folclore construido en muchas de nuestras culturas alrededor de los girasoles está formado por componentes tan interesantes como mágicos. Se asocian a menudo con la verdad, con la honestidad y la lealtad. Se dice también que si en algún momento tenemos dudas sobre algo, es suficiente con coger un girasol del campo justo cuando caiga el atardecer, para después colocarlo bajo nuestra almohada. Así cuando despertemos por la mañana tendremos claro aquello que debemos hacer.Todos somos como los girasoles: hay días grises en que llevamos nuestra cabeza gacha y días en que la alzamos felices por los rayos del sol

Ahora bien, este matiz tan positivo pierde un poco su intensidad cuando nos vamos a la mitología griega.


Según la leyenda clásica, una joven ninfa del agua -llamada Clytie- se enamoró perdidamente del dios Apolo y de la luz que este desprendía cada vez que pasaba sobre ella con su carro de fuego por el cielo. Admiraba su fuerza y su belleza. Sin embargo, el dios jamás se fijó en ella. Jamás le prestó atención.

Los días pasaron, y a los días le sucedieron los meses, y a los meses los años… Hasta que Clytie perdió su apariencia de ninfa para empezar a echar raíces, para enclavarse en el suelo y dejar que de su hermoso rostro salieran pétalos del color del oro. El tiempo y la leatad de su amor infructuoso la convirtió en girasol, en una bella criatura dedicada solo a seguir con la mirada el objeto de su amor imposible: Apolo.

En ocasiones, tal y como nos da a entender esta leyenda, focalizamos nuestros objetivos y deseos en metas imposibles. De ahí que debamos ser capaces de atender y encender esa otra luz capaz de guiarnos mucho mejor: la que hunde sus raíces en nuestro interior.

La vida da muchas vueltas, las mismas que dan los girasoles sobre sí mismos siguiendo la luz del sol, cumpliendo su mágica naturaleza basada en el fototropismo. Ahora bien, queda claro que las personas no disponemos de ese instinto natural inscrito en nuestro ADN capaz de impulsarnos hacia esa positivismo, hacia ese horizonte donde se abren las nuevas oportunidades, los cambios que nos harán crecer o las propuestas que es conveniente iniciar para mejorar, para ser más felices.
Eres tu propia suerte: enciende tu luz

Para ser nuestra propia suerte y encender esa luz, que como un faro debe guiarnos hacia una auténtico bienestar y una adecuada satisfacción personal, es necesario enfocar la vida desde una perspectiva más relajada. Dimensiones, como la flexibilidad cognitiva o la habilidad para diferenciar qué nos conviene en cada momento, nos pueden ayudar sin duda a reorientar nuestras “antenas personales” en busca de horizontes más fértiles.

Evitemos ser como la ninfa Clytie, que por muy poética que nos parezca en un primer momento su historia, es un claro ejemplo de alguien que focalizó toda su energía, emociones y vitalidad en un imposible. Seamos esos girasoles, que hechos de luz, de positivismo, alegría y confianza, son capaces de alumbrar su propio camino: ese que nos conducirá a una felicidad real.

jueves, 1 de junio de 2017

El misterio de la libélula





La trayectoria de las libélulas se adapta a las circunstancias. Para ellas, sus vuelos son sinónimos de armonía, agilidad y felicidad.

Aunque cambiar no es fácil, habría que decir que sí es posible vivir esa ‘metamorfosis’.

La ciencia moderna está confirmando lo que las tradiciones antiguas nos han estado diciendo durante miles de años acerca de la importancia del amor y la paz, y cada día más y más personas despiertan de sus ilusiones y se dan cuenta de que hay algo más allá de lo que han aprendido. Es tiempo de dar paso a una nueva era, pero esta era sólo llegará cuando nos decidamos convertirnos en el cambio que queremos ver en el mundo, como dijo Gandhi.

La libélula vive la mayor parte de su vida como ninfa, vuela solo en una fracción de su vida al ser adulta por unos pocos meses aprovechando su tiempo, haciendo todo sin dejar nada por desear. Este estilo de vida simboliza la virtud de vivir en el momento y vivir la vida al máximo, sin remordimientos.

Las libélulas dan ese ejemplo. Ellas pierden tejidos y órganos que no necesitan y simplemente se transforman para emprender el vuelo. De hecho, estos insectos son considerados como verdaderos agentes de cambio. Incluso, para algunos representan un símbolo de la autorealización.

Se ven así porque las libélulas utilizan el poder de la naturaleza para controlar sus movimientos y para romper ataduras.

¡Todo lo hacen antes de emprender sus vuelos!

Ellas evolucionan tanto que logran estar cómodas en el agua y en la tierra, así como en el aire. ¡Saben qué es lo que quieren y para dónde van!

La verdad es que utilizan su capacidad de orientación para sobrevivir en mundos cada vez más fragmentados por la ciudad.

Hay que ver a las libélulas ir de allí para allá atravesando edificios, dejándose encandilar con las farolas de los alumbrados públicos o incluso sorteando el gris del aire que respiramos.

Ningún obstáculo, por muy grande que sea, las hace desistir de sus destinos o trayectorias. Lo logran porque se sueltan y, por supuesto, porque no son resistentes al cambio.

La libélula representa el camino de la oscuridad a la luz, la vida eterna y la libertad del espíritu...