martes, 8 de noviembre de 2011

Los defectos se disfrazan de falsas virtudes



Puede pensarse que los defectos anulan las virtudes. Pero no es así. No son los defectos los que anulan las virtudes, sino la conciencia –desconcertada por los defectos que no creía tener– la que impide la manifestación de las virtudes.

Es posible que los defectos lleguen a anular las virtudes, sobre todo, porque no se da a los defectos el valor que tienen y se los convierte en falsas virtudes.

El débil cree que es sensible; el cobarde cree que es compasivo; el vicioso cree que vive de acuerdo con la Naturaleza; el tacaño cree que protege sus bienes de los ladrones; el intolerante cree que es justo; y así podríamos seguir sin acabar.

Pero las cualidades deben imponerse porque generalmente son más, son más poderosas, más reales, más propias del ser humano.
Tomar conciencia de nuestros errores es el mejor motor para potenciar nuestros aciertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario