miércoles, 6 de febrero de 2013

Los cambios de ciclos, y la reencarnacion


La ley de los ciclos se manifiesta en todo lo que nos circunda. Nada más normal que el constante devenir de las estaciones con sus conocidos cambios y a nadie se le ocurriría definir el invierno como una muerte definitiva, sino apenas como un reposo antes del despertar de la primavera.

Un árbol sin hojas no es un árbol muerto; está pasando por un ciclo y se abrirá paso a otro cuando vuelvan a renacer sus hojas, sus flores, sus frutos.

El ciclo que va de la semilla a la planta en plenitud, de cuyos frutos vuelven a producirse semillas, nos habla claramente de una energía que circula bajo diferentes formas, pero sin destruirse.

La arena que se vuelve piedra, o la piedra que se desmenuza en arena, es otro ejemplo que aceptamos sin más porque no contradice la razón, tal como el agua que se hace nube y la nube que se vuelve a transformar en agua.

El día y la noche se suceden el uno al otro y no cabe en la mente pensar que la oscuridad de la noche será perpetua. Lo natural es que el Sol aparezca todas las mañanas o, desde otro punto de vista, que la Tierra siga girando sobre su eje y alrededor del Sol provocando así zonas de luz y de oscuridad, zonas de más calor o más frío.

Pero lo que resulta lógico en la Naturaleza parece perder sentido cuando se aplica a los hombres.

Comúnmente se aceptan ciclos en el desarrollo del hombre que van desde el nacimiento a la muerte, pasando por la niñez, la juventud, la madurez y la ancianidad. 

Pero es un ciclo abierto que deja sin despejar dos incógnitas: la del nacimiento y la de la muerte, es decir, de dónde venimos y hacia dónde vamos. La vida humana es como un recorte de ciclo, un trozo de circunferencia que no se cierra sobre sí misma. Si el mar vuelve al mar a través de la lluvia de las nubes, el hombre no vuelve a la vida después de la muerte. ¿Por qué? Tal vez por ignorancia, tal vez por temor, tal vez por prejuicios, tal vez porque entonces la vida se volvería mucho más compleja... Lo cierto es que aun quienes conciben la inmortalidad del alma, no conciben en cambio que un alma inmortal pueda asumir varias formas externas, no aceptan que si una vez pudo tener un cuerpo, lo pueda tener muchas más veces.


2 comentarios:

  1. Bueno, amiga, es que lo Invisible no es facil de aprehender, salvo que se mire con el corazon, y no estamos acostumbrados a ello.

    Un abrazo fuerte, Janeth

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  2. Si la mente no es abstracta nada entiende.
    Cuando ella es transcendida todo se vuelve sencillamente natural.
    Todo lo que vive es puro Milagro de la magia invisible que vive en el corazón.


    Gracias.
    Un abrazo.

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