lunes, 24 de septiembre de 2012

La Atlantida de Platòn


 Un mapa anterior a 1513 que sitúa la Atlántida entre África y Suramérica, en medio del océano.

Que una gran civilización haya podido existir y desaparecer súbitamente es suficiente para fascinar. La Atlántida resume esta historia o este sueño. 

La palabra evoca una isla misteriosa bañada por los rayos de un sol ardiente y un pueblo fundador de una cultura brillante y efímera. La Atlántida En el siglo IV a. C., Platón fue el primero en mencionar públicamente la existencia de la Atlántida, cuyos restos desaparecieron hace 9000 años. 

Hacia el año 355 a.C., dos diálogos de Platón, el Timeo y el Critias, fundan el mito de la Atlántida. 

Como las demás obras del filósofo, el texto se presenta bajo la forma de un diálogo; en éste participan Sócrates, Maestro de Platón; Timeo, filósofo pitagórico; Critias, político acusado de no tener escrúpulos, y Hemócrates, antiguo general de Siracusa. 

El Timeo, Critias, pariente de Platón, cuenta una historia que le narró su abuelo, a quien se la contó su padre, habiéndola este último escuchado relatar por el sabio griego Solón. Cuando Solón estaba en Egipto, alrededor del 590 a.C., un sacerdote del templo de Sais le hizo la siguiente confidencia: "Sí, Solón, hubo un tiempo, antes de la más grande destrucción por las aguas, donde la ciudad que es hoy de los atenienses era, de todas, la mejor para la guerra En ese tiempo se podía pasar por este mar (¿el océano Atlántico?). Había una isla delante de ese pasaje que ustedes llaman las columnas de Hércules

Ahora bien, en esta isla Atlántida, sus reyes había formado un gran y maravilloso imperio. Esta potencia, habiendo concentrado todas sus fuerzas, emprendió de un solo impulso la dominación de vuestro territorio y del nuestro y de todos los que se encuentran de este lado del estrecho. Fue entonces, oh Solón, que el poderío de vuestra ciudad hizo estallar a los ojos de todos su heroísmo y su energía. Porque la venció por sobre todas por su fuerza moral y por el arte militar. Pero en el tiempo que siguió hubo terremotos espantosos y cataclismos. En un solo día y una noche terrible, todo vuestro ejército fue tragado de una sola vez por la tierra, y asimismo la Atlántida se sumió en el mar y desapareció. Es por esto que aún hoy día este océano es difícil e inexplorable por el obstáculo del fondo fangoso y muy bajo que la isla, al hundirse, depositó.

En el Critias, el filósofo ofrece más información acerca de la Atlántida. Después de la creación del mundo, los Dioses se lo repartieron, y Poseidón, soberano de los mares, recibió la Atlántida. De su unión con una mortal, Cleito, tuvo diez hijos, y cada uno heredó una parte de la isla. El mayor, Atlas, llegó a ser el rey y recibió la mejor y la más grande de las regiones. La isla era muy rica y se beneficiaba de grandes recursos, tanto agrícolas como mineros. Los sabios que la gobernaban hacían reinar la más perfecta felicidad, distribuyendo el trabajo

La Atlántida descrita en el Critias se divide en distritos. Los numerosos canales que la surcan convergen hacia la capital, de forma circular. En el corazón de ésta se levanta el palacio real, antigua residencia del Dios del mar. Se trata de una ciudadela de forma igualmente circular y de un diámetro de alrededor de 5 kms. Anillos concéntricos de tierra y de mar, unidos por túneles y puentes, componen esta Acrópolis. Abriga templos, palacios y edificios públicos, así como campos de deportes. El más formidable de los templos es el dedicado a Poseidón. Sus fachadas exteriores están completamente cubiertas de plata y sus techos enchapados en oro. En el interior, las bóvedas son de marfil cincelado con incrustaciones de oro, plata y oricalco (metal misterioso que se cree podría ser una aleación de cobre y oro). El templo está adornado con numerosas estatuas de oro. Una de ellas sobrepasa a todas las demás, es la que representa a Poseidón, "de pie sobre un carruaje de seis caballos alados, y de tal magnitud que la figura toca la bóveda del edificio". 

La descripción de Platón muestra la riqueza y el poderío de la Atlántida. 

Un pretexto para utopías, el texto de Platón es interpretado hoy en día como la primera de las utopías: una alegoría destinada a alabar los méritos del Imperio Ateniense, que se encontraba en esa época en decadencia. 

Pero la ciudad ideal que describe el filósofo, ¿es puramente imaginaria, o la construcción platónica descansa en una tradición que podría tener orígenes históricos? Este debate aún no ha terminado. 

Los antiguos comentaristas parecen ellos mismos divididos sobre el sentido de los diálogos platónicos. Aristóteles, en el siglo IV a.C., afirma que la Atlántida no es más que un mito. Por otra parte, un discípulo de Platón afirma haber visto en Sais los jeroglíficos que relatan la historia contada a Solón. 

En la Edad Media la Atlántida es prácticamente olvidada. El interés por esta isla tragada por el mar renace en el siglo de los descubrimientos, e incluso algunos autores se arriesgan a identificar América como la isla platónica. 

Con mayor frecuencia los filósofos retoman el contenido de los tratados platónicos para disertar sobre la noción de ciudad ideal.

1 comentario:

  1. La Atlántida fué una Gran cultura, nada de lo que conocemos y vivimos en el presente tiene nada a ver conm ella.
    Esperemos que algún día se encuentren parte de sus restos.
    Lástima que que se sepultara bajo las aguas por puro egoismo.


    Un abrazo.

    ResponderEliminar