Triste el hombre que corre desesperado tras una novedad que ha de hacerlo elogiable ante los demás!
Porque las verdades pueden renovarse a lo largo de miles de años, pero no pueden innovarse o dejarían de ser verdades. No por innovar aceptaríamos que el sol ya no calentase, o que la luna asumiese la forma de un triángulo. Así, si tuviésemos firmes las ideas rectoras para nuestra vida, nos provocaría susto, desconcierto y sana reacción el ver cómo se cambian las cosas, tan sólo porque hay que cambiarlas para no ser "anacrónicos".
El conocimiento nos enseña que el Tiempo es una ilusión; el "anacronismo" es otra ilusión creada por la falta de evolución espiritual.
La mayor novedad es poder vivir la misma Verdad en las distintas etapas de la existencia.
Lo viejo y lo nuevo no existen en la dimensión atemporal de la Verdad. Solo existe lo real y lo falso, y sólo se concibe el movimiento en cuanto él nos acerca a la perfección.
Más movimiento, más cambio: más síntomas de que aun tenemos mucho que caminar y poco para vanagloriarnos. Más firmeza, más seguridad en los caminos que elegimos: más posibilidad de penetrar el misterio siempre eterno y siempre renovadamente fresco que vive en el corazón de cada hombre.
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