jueves, 14 de junio de 2012

Novedad y eternidad


Triste el hombre que corre desesperado tras una novedad que ha de hacerlo elogiable ante los demás! 

Porque las verdades pueden renovarse a lo largo de miles de años, pero no pueden innovarse o dejarían de ser verdades. No por innovar aceptaríamos que el sol ya no calentase, o que la luna asumiese la forma de un triángulo. Así, si tuviésemos firmes las ideas rectoras para nuestra vida, nos provocaría susto, desconcierto y sana reacción el ver cómo se cambian las cosas, tan sólo porque hay que cambiarlas para no ser "anacrónicos".

El conocimiento nos enseña que el Tiempo es una ilusión; el "anacronismo" es otra ilusión creada por la falta de evolución espiritual. 





La mayor novedad es poder vivir la misma Verdad en las distintas etapas de la existencia. 


Lo viejo y lo nuevo no existen en la dimensión atemporal de la Verdad. Solo existe lo real y lo falso, y sólo se concibe el movimiento en cuanto él nos acerca a la perfección. 

Cuando un libro, una buena música, una obra de arte, una representación teatral, están llenos de símbolos y de ideas sugestivas para el alma, no importa leer varias veces lo mismo, o escucharlo, verlo, gozarlo repetidamente, pues cada oportunidad es buena para captar nuevos contenidos. Pero cuando el arte es elemento de distracción, las cosas se ven tan sólo una vez... Y como el arte, las ideas sirven para un día, lo mismo que las modas, que los amores, que las verdades...

Más movimiento, más cambio: más síntomas de que aun tenemos mucho que caminar y poco para vanagloriarnos. Más firmeza, más seguridad en los caminos que elegimos: más posibilidad de penetrar el misterio siempre eterno y siempre renovadamente fresco que vive en el corazón de cada hombre.

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