Para el verdadero esoterista, la idea de Dios es imprescindible, puesto que nadie ha conseguido jamás que el hombre pueda ser eterno, evolucionar, dar sentido a su vida, entrar en la gran corriente de acción sin sentir que aquello, no importa de dónde venga, está por encima de toda nuestra comprensión, de todas nuestras definiciones y limitaciones.
Me refiero a aquello que ha puesto en movimiento esta máquina que, si bien la
miramos, es una gran maravilla.
Estos conocimientos requieren mucho tiempo y necesitan de una acción, de una
práctica fundamental para poder llegar a vivirlos.
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