Algún día todos seremos libres. El odio racial desaparecerá; la ciudadanía será importante, pero más lo será la humanidad como un todo.
Los límites y los países asumirán el lugar que les corresponde en el pensamiento humano, pero la buena voluntad y la comprensión internacional serán de mayor interés.
Las diferencias religiosas y los odios sectarios se desvanecerán con el tiempo, y oportunamente reconoceremos "un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todo, en todo y en nosotros mismos".
Éstos no son sueños vanos ni visionarios, sino realidades que surgen lentamente, y surgirán con mayor rapidez cuando los correctos sistemas educativos condicionen a las generaciones venideras, cuando las iglesias despierten a la realidad de Cristo (no a las interpretaciones teológicas) y cuando el dinero y los productos de la tierra sean considerados como bienes que deben compartirse.
Entonces los problemas críticos internacionales asumirán el lugar que les corresponde y el mundo de los hombres avanzará, en paz y seguridad, en pos de la nueva cultura y civilización futuras.
Quizás mis conjeturas no tengan interés para todos mis lectores. Pero esos asuntos me interesan e interesan, a todos los que aman a sus semejantes.
Janeth,subrayo y reescribo cada una de tus lineas.Estoy de acuerdo contigo, el hombre ha de avanzar y crecer espiritualmente,entonces el mundo cambiará.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo,amiga.
M.Jesús
El avance es hija de la evolución y la humanidad debe caminar desde el inicio hasta el final. Ello es obligación y devoción.
ResponderEliminarUn abrazo.