miércoles, 18 de mayo de 2011

El mundo desde arriba...


El mundo desde arriba... Sí, desde lo alto, viajando en un avión, el mundo ofrece curiosas imágenes que el contacto diario y chato llega a borrar de nuestros ojos.

Lo que es grande e importante pierde dimensión si bien se lo mira desde lo alto.
Las calles inacabables, difíciles de recorrer a pie, y aún más difíciles de salvar con un automóvil, se convierten en graciosas cuadrículas que podrían ser cubiertas con la
palma de la mano. Los ríos son apenas hilos luminosos que serpentean sobre la tierra.

Los montes son suaves elevaciones que, contrariamente a lo que sucede abajo, nos dejan ver su comienzo y su fin. Sólo el mar, el gran océano, guarda la misma impresionante inmensidad con que nos sobrecoge cuando tenemos los pies sobre el suelo.

El mar, pues, debe de ser de aquellas cosas primeras cuya naturaleza no varía según el ángulo de observación.

¿Qué son los hombres cuando se ve el mundo desde arriba? Rápidamente nos
asalta la imagen literaria de las diminutas hormigas... pero no son ni siquiera eso...

Son tan pequeños los hombres que no se les alcanza a ver. Un tren recorre la llanura, un minúsculo gusanillo que se desliza llevando a muchos hombres en su interior; un
automóvil hace desesperados esfuerzos por desarrollar algo de velocidad, pero resulta
casi inmóvil comparado con la rapidez del pájaro de fuego que nos transporta.

Por primera vez, observo los astros, los cambios del día a la noche. La caída de
la tarde hace aparecer una luna mágica y brillante, enorme y misteriosa en ese cielo sin manchas. Las estrellas crecen en tamaño y parece, por momentos, que puedo alcanzarlas con la mano. Es tanta la fascinación que ya no me importa no estar en mi mundo de tierra de todos los días.

La noche no es negra del todo: conserva una extraña luminosidad que nos incita a seguir siempre adelante. Y cuando acaba la noche... entonces sí cabe la palabra prodigio para expresar la salida de un sol grandioso, rojo fulgurante, que
inunda el espacio entero con su gloria.

Ha nacido un nuevo día, esta vez lejos de la tierra, viendo el mundo desde arriba.
Recojo la lección. Guardo para mi memoria interior el recuerdo de que las cosas empequeñecen cuando se las observa desde lo alto.

2 comentarios:

  1. Sólo así te das cuenta que eres parte de un todo mucho mayor... un todo entrelazado.



    Un abrazo.

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  2. Sólo así te llegas a dar cuenta
    de que formas parte de un Todo mucho mayor, un Todo entrelazado.



    Un abrazo.

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