domingo, 15 de mayo de 2011

El hombre, un ser inmortal


Para los antiguos, el hombre era un ser inmortal, un dios encarnado, emparentado de alguna manera con los dioses.

Puedo dar ejemplos simples al alcance de la
mano, como las obras de Homero: La llíada y La Odisea.

En el combate básico, en el
tema de la guerra de Troya, de la toma de la ciudad de Ilión, no solamente existe el combate humano, sino también de los dioses mezclados con los hombres.

Recordaran que
Julio César se decía descendiente de Venus-Afrodita. Ellos creían que, de alguna manera, los dioses se ponían en contacto con los hombres materializándose.

Y
Alejandro afirmaba ser hijo de Amón, un dios egipcio, y no de Filipo, tesis que a veces hace meditar a los historiadores, al ver que murió cerca de los treinta y tres años habiendo conquistado medio mundo, y que cuando tenía doce o trece años ya conducía un ejército y ganaba batallas.

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